En este post me gustaría comentar como recurso de aprendizaje de la música moderna el libro Las canciones de culto del pop-rock (Fragmentos esenciales la historia de la música popular) es una obra divulgativa escrita por Jordi Novell y editada por Redbook, que propone recorrer medio centenar de temas considerados “hitos” del pop y rock, vinculándolos con sus historias, contextos, anécdotas y relevancia cultural. Personalmente lo encuentro un buen punto de partida para quien quiera adentrarse en la historia moderna de la música popular desde la perspectiva de la canción emblemática: esos temas que trascienden su momento y aglutinan emociones, épocas y públicos. El autor selecciona obras que “transmiten emociones y sentimientos con los que se identifican millones de aficionados”.
Ahora bien: como todo libro divulgativo con ambición vasta, también deja espacios para que el lector complete, cuestione y profundice. No es una obra académica exhaustiva, pero sí amena, personal, bien estructurada (en mi opinión) y con buen equilibrio entre narrativa y datos. Porque aprender no es sólo cantar sino conocer el repertorio que ha construido la música canción a canción en este último siglo.
En lo que sigue, me detendré en una selección de +10 canciones, para comentar por qué creo que la selección tiene sentido, qué aportan, y qué matices detecto – pasando por sus historias, su calidad musical…- citando lo que se sabe y también lo que “yo” como escuchante siento.
1. Johnny B. Goode – Chuck Berry. Una de las canciones más fundamentales del rock & roll, escrita por Chuck Berry en 1955 (grabada en 1958) y que ha sido vista prácticamente como paradigma del género. Lo que encuentro fascinante: la letra (“deep down in Louisiana / close to New Orleans”) mezcla exotismo y autobiografía; Berry cambia la frase original “colored boy” por “country boy” para garantizar accesibilidad radiofónica. Musicalmente, ese riff de guitarra, el solo, la estructura de 12-compases, la pujanza de la voz: todo suena “fundacional”. En el libro tienen razón al ubicarla como punto de partida (“desde los primeros riffs de Chuck Berry en ‘Johnny B. Goode’…”) para muchas historias del rock. Para mí, esta canción no sólo importa por su momento histórico, sino por su capacidad de evocar “la chispa” del rock: alguien con una guitarra, una ambición, un ritmo que no pide permiso. Y eso conecta muy bien con el espíritu del libro: canciones que se identifican con millones de aficionados.
2. Strawberry Fields Forever – The Beatles. Compuesta por John Lennon, atribuida al tándem Lennon-McCartney, la canción tiene una base autobiográfica (el orfanato “Strawberry Field” de Liverpool) pero se expande a algo más onírico e introspectivo. Lo que me llama la atención es cómo, en plena efervescencia psicodélica (1967), los Beatles se permiten sumergirse en algo tan personal, tan experimental: la combinación de Mellotron, de texturas, de frase como “nothing is real” la convierte en un viaje más que en un hit en sentido clásico. En el libro, esta canción tiene sentido como puente entre un rock más directo y un pop más introspectivo, donde la canción cobra dimensiones simbólicas. Mi sensación es que funciona también como un “momento de moda” pero con sustancia: recuerda que a veces las canciones de culto no sólo son éxitos masivos, sino que dan algo más al oyente que repite. Además, su inclusión invita al lector a preguntarse: ¿qué hace que una canción sea de culto? No sólo su éxito, sino su capacidad de resonar, de abrir capas.
3. Respect – Aretha Franklin. Aunque originalmente compuesta e interpretada por Otis Redding en 1965, la versión de Aretha Franklin de 1967 la transforma, la convierte en himno y en símbolo cultural. Lo que me conmueve: la voz de Aretha, la energía, ese “R-E-S-P-E-C-T” que se vuelve llamada colectiva, más allá de la letra original. El libro hace bien en incluirla porque es un ejemplo de canción que trasciende la música para tocar género, identidad y reivindicación. Desde mi punto de vista, “Respect” es tanto una gran canción como una pieza clave del tejido cultural del siglo XX, y me gusta que el autor la incluya entre las “canciones imprescindibles”. La lectura personal que tengo es: cada vez que la escucho, aquello de “take care, TCB” (“take care of business”) se me antoja una mezcla de autoafirmación y desafío, y eso la hace duradera.
4. Layla – Eric Clapton & Derek & The Dominos. Escrita por Clapton y Jim Gordon, grabada en septiembre de 1970, para el disco Layla and Other Assorted Love Songs. Lo que la hace especial: más allá de la historia de amor no correspondido (Clapton hacia la esposa de su amigo Harrison, etc), su estructura dual: el riff de guitarra incisivo de inicio, y luego la coda de piano que parece otra canción dentro de la canción. Esa ambición formal la acerca al terreno de “canción de culto” porque no es sólo pegadiza, es también compleja emocionalmente. En mi lectura personal, “Layla” es el arquetipo de la canción de rock que se atreve a aspirar a algo mayor: dolor + belleza + virtuosismo. Y su presencia en el libro me parece plenamente justificable.
5. I Always Love You – Dolly Parton. Canción country compuesta por Dolly Parton tras una ruptura sentimental; quiso adquirirla Elvis Presley, pagando hasta el 50% de derechos, rechazándolo Dolly. Finalmente ha devenido un éxito del pop mundial en la carismática voz de Withney Houston., El autor ha querido equilibrar entre grandes himnos y canciones quizá menos obvias, para mostrar la variedad de “culto”. Desde mi punto de vista personal, esta canción me recuerda la dimensión más íntima de la canción icónica: la que tiene menos estridencia externa, pero que conecta emocionalmente, que se convierte en favorita del oyente y en “templo personal”.
6. Born to Run – Bruce Springsteen. Un himno del rock norteamericano, publicado en 1975. La canción sintetiza la urgencia, la búsqueda de escape, el anhelo juvenil — “Tramps like us, baby we were born to run”. La hace interesante para el libro que representa la dimensión narrativa del pop/rock, o sea, la canción como relato de vida, de deseo, de carretera, de escape. En mi experiencia, “Born to Run” siempre ha sido una de esas canciones que “te llevan”. El autor del libro la selecciona bien para ilustrar cómo una canción puede convertirse en mito generacional. Desde mi perspectiva, una escucha que recomiendo: prestad atención al arranque, a la instrumentación (esa producción “muro de sonido” que Springsteen quería) y a las imágenes que evoca. La canción suena grande sin vaciarse de sentimientos.
7. Another Brick in the Wall (Part 2) – Pink Floyd. Lo que esta canción representa: la crítica al sistema educativo, la alienación, la represión de la creatividad, envuelto en un himno de rock progrresivo universal. En mi experiencia, esta canción “se aprende” casi instantáneamente, pero lo que la hace duradera es la capa simbólica, los muchachos cantando “We don’t need no education / We don’t need no thought control”. Es un ejemplo de canción que se convierte en algo más que música, deviene en discurso, en símbolo de rebeldía. Desde mi punto de vista, es una elección clave.
8. Under Pressure – Queen & David Bowie. Lanzada en octubre de 1981, lo que me atrae mucho de esta canción es su génesis (una jam, un riff de bajo reconocible de John Deacon, la improvisación, la chispa espontánea) e incluso su significado (la presión, la urgencia, la unión de fuerzas creativas). Para el libro, esta canción hace dos cosas: representa la colaboración de grandes nombres, y también representa la idea de canción “atemporal” que sigue sonando, sigue generando versiones, sigue siendo referencial. La canción tiene algo catártico, algo de “Estamos bajo presión, ¿qué hacemos?” y eso trasciende generaciones.
9. Hallelujah – Leonard Cohen. Aunque en la página del libro se menciona la historia de Leonard Cohen rezando su oración “Hallelujah”, esta canción merece detenimiento. La versión original de Cohen, luego las versiones de Jeff Buckley, etc, su trayecto la hacen “canción de culto”. Desde mi punto de vista, “Hallelujah” es casi himno espiritual-pop: melodía contenida, letra compleja, reinterpretaciones múltiples. En el contexto del libro, la incluyo en esta lista porque muestra que la canción de culto no siempre es puro riff de guitarra y estruendo: puede ser también recogimiento, reinterpretación, devenir clásico tardío. Mi experiencia personal cada vez que escucho “Hallelujah” me impresiona cómo parece contener muchas capas (lo sagrado, lo profano, el romanticismo, el existir). Todos la recordarán por ser una melodía de las coverizadas en la pelicula Shreck.
10. Money for Nothing – Dire Straits. Una canción de crítica sociológica-pop, tema de 1985 del álbum Brothers in Arms, que dice mucho sobre la fama, el consumo y la ironía (“Look at them yo-yo’s, that’s the way you do it / You play the guitar on the MTV”). Mezcla pop de gran riff de Mark Knopfler y gran producción (sintetizadores, sonido “años 80”). En mi propia vivencia, es una canción que suena de inmediato, engancha, y al mismo tiempo te hace pensar.
11. Sweet Child o’ Mine – Guns N’ Roses. Un himno del hard rock de finales de los 80, con esa intro icónica de Slash, esa mezcla de melancolía y potencia, y que se convirtió en puerta de entrada para mucha gente al rock. En mi experiencia, la canción funciona tanto como himno personal (“esta es mi chica”) como muestra de virtuosismo de guitarras y de producción de época.
Dentro del libro, esta canción aparece como uno de esos “clásicos que sobrevivieron a sus creadores”.
Personalmente, me gusta la forma en que la canción abre (los acordes limpios) y luego evoluciona, siempre fresca.
12. Bad – Michael Jackson. De Michael Jackson, 1987–1988, una canción-evento que mezcla pop, funk, groove y actitud. La canción es icónica. En el contexto del libro, me parece que funciona como “pop global” de alcance masivo, pero también como canción que marca un momento de la cultura pop (fin de los 80, auge de la MTV, globalización del pop). Desde mi lectura, “Bad” introduce cómo el pop/rock de culto también puede ser ultra-masivo sin perder identidad; puede ser himno personal y cultural al mismo tiempo.
13. Creep – Radiohead. Una canción de 1992 que marcó un antes y un después para el rock alternativo, para la generación “outsider”. Aunque fue muy mal recibida al principio por la banda (que la dejaba de tocar), con el tiempo se convirtió en himno de marginados. Creep demuestra que las canciones de culto pueden venir de lo marginal, de lo incómodo, de lo que no se ajusta del todo, y aun así llegar al corazón de millones. En mi experiencia, “Creep” conecta con el “yo que no encaja”, y eso es poderoso.
Una de las canciones que justifican el título del libro: “culto” no solo en el sentido de “clásico” sino en el de “nivel de devoción”.
14. Back to Black – Amy Winehouse. Una elección quizá más reciente (comparada a muchas anteriores), pero muy significativa: la canción‐título del segundo álbum de Amy Winehouse (2006) que mezcla soul, jazz, pop y rock y que representa tanto una voz personal como un momento cultural. Para mí, “Back to Black” es la canción que muestra cómo la tradición del pasado se puede revisitar, reinventar y conectar de nuevo con el público joven, sin renunciar a autenticidad. La inclusión de una canción de la década de 2000 me parece un buen cierre de arco para el libro: de los orígenes del rock a la modernidad.
Para finalizar creo que el libro cumple muy bien su misión: es asequible, inspirador, riguroso en la medida de lo divulgativo, y con buen gusto a la hora de la selección. Me gustó que combine canciones de distintas décadas, estilos, orígenes, lo que permite ver la evolución del pop/rock como fenómeno global y generacional.
Una de las cosas clave que resalta el libro (y que yo reafirmo) es que una “canción de culto” no es sólo una canción que fue un éxito, sino una que sigue viva, que se repite, que se cita, que para muchos tiene un significado personal. Y las canciones que he comentado cumplen con creces este criterio.he
Si tuviera que resumir en una frase Las canciones de culto del pop-rock es un libro que invita a replantearse nuestra relación con la música: a recordar que detrás de una melodía que nos gusta hay historias, contexto, conflicto, innovación, e incluso destino.
Las canciones sobre las que me he detenido son sólo algunas de las cincuenta que el autor presenta, pero bastan para mostrar la amplitud del recorrido: desde 1950s con Chuck Berry hasta los 2000s con Amy Winehouse; pasen y vean, o mejor dicho, pasen, escuchen y… ¡¡¡disfruten!!!
NOVELL. J. (2025). Las canciones de culto del pop-rock (Fragmentos esenciales la historia de la música popular). Redbook Ediciones.
VILLAGAR, I. (2019). Cómo enseñar a Cantar a Niños y Adolescentes: Fundamentos técnicos y pedagógicos de la voz cantada (Taller de Música). Ed. Ma Non Troppo.
VILLAGAR, I. (2015). Guía práctica para cantar. (Taller de Música). Ed. Ma Non Troppo.
VILLAGAR, I. (2019). Como enseñar a cantar a niños y adolescentes (Taller de Música). Ed. Ma Non Troppo.